
¿No sentís que a veces nos obligan a seguir un camino?
Un camino que puede ser muy diferente para cada persona, bien sea relativo a estudios, trabajo o a aficiones. Incluso nos pueden llegar a decir quién puede ser nuestro amigo o hasta nuestra pareja.
Un camino que no es el nuestro, siendo muchas veces el que otra persona quería alcanzar y no lo hizo, porque no fue capaz o simplemente porque no se atrevió a dar el paso.
Nos presionan para seguirlo, nos meten en la cabeza ideas que no sentimos. Y esto es porque no nos pertenecen, pareciendo ser insertadas en memorias USB sin posibilidad de extracción.
¿Por qué muchas veces lo aceptamos sin más?
¿Por qué nos conformamos si es algo que no nos gusta, algo que no encaja, que no nos llena, que incluso aborrecemos?

Cuando eres un niño, a veces, simplemente haces lo que te dicen. Tus padres te marcan lo que puedes o no hacer, y normalmente, no tienes otra opción así como no tienes a nadie que te pueda ayudar en ese aspecto. Te estás formando como persona, ellos son tu referente y a lo mejor no puedes hacer nada. O quizás sí podrías, pero no sabes cómo hacerlo o ni siquiera eres consciente de lo que sucede.
Pero si ya tienes más edad, sabes lo que ocurre y tienes un poder de decisión, siéntate y párate a pensar. Somos individuos y como tales, diferentes, con nuestra propia personalidad, del mismo modo que tenemos nuestras preferencias, aspiraciones y sentimientos.
Tu felicidad depende de ti
Es por ello, que tienes que buscar tu propia felicidad y no hacer felices a los demás siendo alguien que no eres o haciendo algo que no sientes.
No tengas miedo, visualiza tu camino y síguelo
Autora del texto: Natalia Ortiz
Fuente de las imágenes: Pixabay
13 enero, 2019 at 6:01 pm
Excelente 🙂
13 enero, 2019 at 6:11 pm
Hola Nuska!! Muchas gracias por pasarte y dejar tu comentario. Me alegro de que te haya gustado =)
Un saludo,
Natalia
14 enero, 2019 at 1:30 am
¡Totalmente cierto! me gustó
14 enero, 2019 at 11:06 pm
Hola Dixon =) Me alegro de que te haya gustado la entrada. Muchas gracias por pasarte, leer y comentar.
Un saludo,
Natalia